Este libro llega a
mis manos por una amiga. Cuando comenzó a leerlo no paraba de comentarme que a
mí me iba a gustar mucho ese libro. Sin delatar la trama, insistía en que tenía
que leerlo por sus referencias literarias y porque trataba de una persona amante
de los libros. “Perfecto – le dije- cuando termines de leerlo me lo prestas”.
Pero no se aguantó y sin terminarlo me lo entregó. Me dijo que no importaba,
que lo leyera y le contara el final. Lo acepté, pero no lo leí inmediatamente,
primero tenía que terminar la famosa Trilogía de Baztán, esos excelentes libros
de Dolores Redondo que los leí uno tras otro sin parar.
Quizás fueron esas
lecturas lo que hicieron que empezara a leer “El cuento número trece” con el
pie izquierdo, porque me costó mucho agarrarle el ritmo. Tuve que releer
ciertos párrafos no para entenderlos, sino para tomarles el pulso y saber cuál
era el tono que la autora utilizaba. Al terminar “Ofrenda a la tormenta”, una
lectura tan trepidante que me tenía los sentidos acelerados y atrapada en
sentimientos encontrados por su misterio e intensidad, la lectura de “El cuento
número trece” me pareció lenta y poco atrayente. De esto aprendí que es
necesario hacer una pausa entre libros. Despejar la mente un poco antes de
empezar otra novela. Pero no desistí, continué, porque si bien es cierto que no
había hecho una promesa a mi amiga, si me sentí en la obligación de contarle el
final ya que ella con tanto entusiasmo me había recomendado el libro. Una vez
superado los tropiezos iniciales, la historia logró cautivarme y pude compartir
con mi amiga el final y muchas otras impresiones.
“El cuento número
trece” inicia su historia con Margaret Lea, una mujer amante de los libros de
escritores fallecidos. Ella trabaja en la librería de viejo de su padre, donde
se venden libros antiguos, ediciones especiales, de segunda mano y obras
únicas. Margaret crece entre libros. Para ella ver es leer. Un día recibe una
carta de la famosa escritora Vida Winter, en la cual requiere de sus servicios
como biógrafa. Aun cuando Margaret no era una escritora de biografías que
disfrutara de reconocimiento – solo había realizado uno que otro trabajo de
este estilo sin mucho protagonismo – siente curiosidad por la insistencia de la
Sra. Winter en querer, casi necesitar, contar la verdad sobre su vida. Un hecho
inusual ya que esta escritora le gustaba mentir sobre su pasado llenándolo de
historias fantásticas relacionadas con los libros que escribía.
Margaret nunca había
leído sus libros. Intrigada y curiosa decide buscar un ejemplar en la librería
de su padre. El libro que toma se titula “Trece cuentos de cambio y
desesperación”. Margaret encantada con la narración de Vida Winter pasa toda la
noche leyendo, pero se lleva una sorpresa al descubrir que solo tiene 12
cuentos y no 13 como lo indicaba el título. Este hecho aumentó su curiosidad
por lo que termina aceptando la invitación de la Sra. Winter para hacer su
biografía.
Vida Winter es una
mujer de avanzada edad, con la salud ya deteriorada y de carácter arisco. Una
vez que Margaret establece ciertas condiciones para que Winter en esta ocasión
no mienta, la escritora comienza a contar sobre su infancia y su familia. La
historia que va relatando en varios capítulos es oscura, llena de fantasmas,
amores extraños, personalidades complicadas, malignas y perturbadas, que se
desarrolla en una gran mansión con un impresionante jardín de grandes arbustos
con formas geométricas. Margaret se involucra en el relato más allá de lo
fantástico y atrayente que es; se identifica porque ambas mujeres nacieron con
una conexión especial. Ambas mujeres comprenden la especial relación entre los
hermanos gemelos. Margaret desde muy joven descubre, sin quererlo, que nació
unida a otra persona, pero al separarlas su gemela murió. En cambió la Sra. Winter
si vivió y creció con su hermana gemela y buena parte de la verdad de su vida
se basa en esa peculiar hermandad.
Tal como lo expliqué
al principio, este libro lo comencé a leer con la mente cargada de otros
personajes por eso me costó un poco tomarle el tono y su ritmo. Sin embargo,
mientras fui avanzando el estilo de la narración, sus personajes y el halo de
intriga que imprimió Diane Setterfield a la historia me enganchó. Es un libro
que está estructurado en tres partes – Inicio, Nudo y Desenlace – con esta
fórmula Setterfield no permite que el lector se pierda en los dos tiempos que
maneja (pasado y presente) y no dudo que para la autora esta estructura le
permitió enlazar las trama y subtramas sin dejar cabos sueltos.
Los personajes no
solo están bien definidos sino que además son originalmente complejos, confusos
pero muy precisos en el papel que les tocó representar. Algo que llamó mi
atención es el hecho de que la historia no sólo se mira a través de los ojos de
sus protagonistas – Margaret y la Sra. Winter – mientras lees sientes que
alguien más está presente. Esta sensación es tan sutil que solo al final del
libro es que se entiende porque durante toda la historia alguien parecía estar
escondido entre líneas. Las claves que maneja Setterfield para generar
sospechas sobre los personajes y ciertos hechos son magistralmente delicadas.
La historia tiene un
punto algo sórdido pero no llega a ser ofensivo. Las descripciones son justas y
en ocasiones dejan un pequeño espacio a la imaginación del lector sobre algunos
puntos que no precisa en la descripción, pero que están allí haciendo la
historia más interesante.
El punto flojo o
débil de esta novela es la historia personal de Margaret que me pareció poco
clara y convincente.
Justo es destacar que
este libro realza el gusto por la lectura y la literatura. Pone en relieve la
lectura como vía de escape, un lugar donde refugiarse para sobrellevar la
verdad de un pasado tormentoso. Las referencias literarias son de escritores de
grandes ligas, autores que han dejado su huella por lo irreverente de sus
libros y por la calidad de sus narraciones.
En conclusión, “El
cuento número trece” a pesar de tener una historia algo turbia, la calidad de
su narración, la peculiaridad de sus personajes, con sus misterios y su final
inquietante, es un libro que vale la pena leer.
Elaborado por: Leney
Tovar
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