Trilogía Baztán - Dolores Redondo |
Sobre la magnífica trilogía
escrita por la española Dolores Redondo se ha escrito mucho. Basta revisar en
internet y se encontraran miles de entradas relacionadas con los tres libros
que han revolucionado a medio mundo. Las reseñas y comentarios están por
doquier. Y no es para menos, porque realmente las tres novelas son impactantes.
Por eso, he decidido hacer un humilde comentario sobre estos libros que me
dejaron un excelente sabor de boca. Sin formalidades, simplemente voy a
comentar las impresiones que tengo sobre la lectura de esta trilogía.
¿Cuál de las tres me gustó más? Las
tres. Porque no son historias independientes, están conectadas entre sí, aun
cuando cada libro tenga un final. El hilo conductor es un personaje que
encabezará las tres historias. Es la protagonista de la trama principal y la
protagonista de la subtrama, que en mi opinión es la que realmente mantiene al
lector en un trance que lleva literalmente a tragarte de un solo bocado los
tres títulos.
Los tres libros están ambientados
en Elizondo, un pequeño pueblo de la región Vasco-Navarra. Todos tienen como
argumento principal una investigación policial. En “El guardián invisible”, el
relato comienza con crueles y siniestros asesinatos de adolescentes con
características peculiares que asoman la posibilidad de algún tipo de ritual
legendario. “Legado en los huesos”, nos muestra misteriosos suicidios de
hombres que maltrataban a sus mujeres. En “Ofrenda a la tormenta”, las víctimas
son niñas con meses de nacidas que oficialmente son declaradas como muertes
súbitas o muertes de cuna. Amaia Salazar, una mujer treintañera, casada, que vive en Pamplona, es
inspectora de la Policial Foral. A ella le asignarán el primer caso que ocurre
en “El guardián invisible”. De allí en adelante, el lector se interna en una
investigación que estará rodeada de misticismo y de la mitología que por siglos
ha prevalecido en Elizondo. Los cadáveres de las adolescentes brutalmente
asesinadas, semidesnudas, con el vello púbico afeitado y en posiciones un tanto
virginales, también presentaran evidencias de pelo animal, lo que hará pensar
que el BASAJAUN, un ser fantástico que cuida los bosques que está a los
alrededores del pueblo, pueda ser el autor de tales muertes. La mezcla de la
razón científica que es la base de toda investigación policial con las leyendas
y seres mágicos que han formado parte de las creencias de los pobladores de
Elizondo, será una constante en las tres historias. Las diferencias entre una y
otra, en relación a esta fascinante combinación, serán los distintos entes
mitológicos a quienes se les atribuirá poderes capaces de mantener la vida o
provocar la muerte. En “Legado en los huesos”, el lector descubrirá qué
significa TARTTALO, la palabra que escribieron antes de morir cada uno de los
hombres que cometieron suicidio. En el
caso de “Ofrenda a la tormenta”, Redondo, nos presenta a INGUMA como
responsable de robarles la vida a niños y adultos mientras dormían. En la
novela las principales víctimas de este genio maléfico son niñas.
A la inspectora Salazar la
acompañan personas muy interesantes como Jonan un subinspector con
conocimientos arqueológicos y experto en las artes de la mitología. En los dos
primeros libros será el compañero leal y punto de apoyo para Salazar. También
hará el papel de hombre enciclopedia, ya que sus conocimientos serán muy útiles
para resolver los casos. En “Ofrenda a la tormenta”, este personaje creará
dudas y a través de él la historia dará un giro inesperado y sorpresivo. No
faltaran aquellos compañeros que sientan envidia por los logros de Salazar, o
que por razones personales descuiden sus funciones, convirtiéndose en un
obstáculo más que la protagonista deberá manejar.
Para el segundo y tercer libro,
la autora introduce al Dr. Marquina, un juez que ayudará a la policía en las
investigaciones del Tartalo e Inguma. Este personaje estará siempre dispuesto a
ofrecer su ayuda a Amaia porque al parecer no solo lo impulsa un deber profesional
sino también un motivo personal. El Dr. Marquina, un hombre extremadamente
apuesto, inteligente y considerado, es una pieza inquietante en la vida de
Amaia, por quien va a demostrar una debilidad que trastoca la historia. Marquina
es un ingrediente perturbador por su físico y por el encanto seductor que lo rodea.
Desde que este hombre se integró a la trama a mí me generó sospecha, encanto y
algo de angustia.
Tal como lo mencioné antes, la
trilogía gira en función de su protagonista, una mujer que por su trabajo debe
ser objetiva, algo calculadora y definitivamente racional. Salazar nos muestra
seguridad y confianza en cuanto a sus funciones como inspectora, pero al llegar
a casa y encontrarse con su esposo, Amaia asoma una vulnerabilidad sana para
equilibrar su vida. Está enamorada y la autora de estos libros lo plasma de
manera que no quede duda. El amor de Amaia y James – su esposo – parece a
prueba de todo. Redondo logró crear un esposo sumamente comprensivo, cariñoso y
sensible. En ocasiones poco creíble para un papel masculino. No obstante, sin
este personaje la historia sería otra, tal vez menos interesante.
Al ser asignada para dirigir las
investigaciones de las muertes de las adolescentes, Amaia debe regresar a
Elizondo, el pueblo donde nació y se crió, donde viven sus hermanas – Flora y
Rosaura - con su tía Engrasi. Un lugar del cual escapó y al cual nunca hubiera
querido regresar. Con esta premisa, la autora desarrolla la trama
complementaria de su trilogía. Como
todos, Salazar tiene un pasado que fue olvidando sin querer o queriendo.
Regresar a los lugares, olores, sabores y sensaciones de su infancia, le trae a
la memoria recuerdos perturbadores, conflictos familiares no resueltos y en la
envuelve en creencias que ya no forman parte de su personalidad. Todos los
problemas personales a los cuales deberá enfrentarse giran en torno a su madre.
Amaia, desde el primer libro, revive miedos, sufrimientos y dolores de la
infancia. Con su hermana Flora, una mujer que después de la muerte de su padre
se hizo cargo del negocio familiar, Amaia tiene una relación áspera
principalmente por el carácter arisco, ofensivo y amargado de su hermana. Por
su parte Rosaura es la hermana más débil, la que requerirá de Amaia para poder
encaminar su vida. La tía Engrasi, es el personaje sabio de la familia, no solo
por la experiencia que le dan los años, sino por el cariño especial que hay
entre ella y Amaia a lo que se suma esa sabiduría mística basado en la
capacidad de leer las cartas del tarot, instrumento al que recurre para
orientar a su sobrina no solo en la vida personal, sino también en la
profesional. Engrasi será un ancla para Amaia, un punto de apoyo para
comprender sus angustias y para lograr sanar las heridas del pasado. En “Legado
en los huesos”, la historia familiar de Amaia tendrá un papel importante en la
investigación del Tartalo, cuando cierta evidencia física la lleven a descubrir
un secreto familiar. En "Ofrenda a la Tormenta", la vida personal de Salazar continuará
sorprendiendo al lector.
No podemos dejar a un lado esos
personajes de carne y hueso que representan el lado oscuro de la historia. Sin
ellos simplemente no hay historia. Nos referimos a los malos de la película.
Personas que uno realmente llega a despreciar. En “El guardián invisible” la
figura más representativa es la madre de Amaia, en “Legado en los huesos” el psiquiatra
Berasategui será una pieza díscolo, que por lo menos a mí me inspiró toda clase
de repulsión. Para el libro “Ofrenda a la Tormenta”, las actitudes de estos
personajes así como sus motivaciones para llevar a cabo ciertas acciones serán
esclarecidas.
Si algo hay que resaltar en estos
libros, es la habilidad de la autora
para hacer que las investigaciones y la vida de la inspectora vayan juntas de
la mano, pero no de forma paralela sino entretejida, lo que hace la novela más
atractiva y definitivamente más intrigante.
Dolores Redondo |
La forma en que están escritos
los tres libros deja claro dos puntos: la exhaustiva documentación que la
autora tuvo que buscar para mostrar veracidad, factibilidad y credibilidad a
los casos. Se nota que tanto para la parte técnica de una investigación policial
como para la descripción de los diferentes mitos de la región Vasco-Navarra,
Redondo se preparó, hizo la tarea. El segundo punto es una narración sin
repeticiones molestas. Las descripciones son justas, ni más ni menos. El paseo
por los paisajes es tan vívido que transportarse a ellos no es nada difícil. El
estilo narrativo es fluido, coherente, sin piezas sueltas, con los recursos
literarios suficientes para una lectura agradable. La estructura en los tres
libros no es compleja a pesar de algunos saltos en el tiempo, pero lo que
realmente engancha es la capacidad de engranar sin tropiezos la trama con las
subtramas.
Definitivamente los tres libros
logran su cometido que no es otro que involucrarte en la historia, mantenerte
con la expectativa de lo que ocurrirá, engancharte a la siguiente página para
seguir descubriendo enigmas y misterios. Son unas de las mejores novelas negras
que he leído por eso no dudo en recomendarlas.
Realizado por: Leney Tovar
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