miércoles, 14 de septiembre de 2016

Las ventajas de la lectura lenta

Leer poco a poco mejora la comprensión.
Permite una mayor conexión con el autor.





Si bien podríamos decir que hoy en día lo que se lleva es la velocidad y el aprovechamiento máximo del tiempo, el ritmo de videoclip y la comida rápida, lo cierto es que actividades como la lectura deberían recibir un trato un poco más pausado. Pese a que los movimientos de lectura rápida están proliferando, la verdad es que con sus técnicas se puede leer bastante bien en menos tiempo, creo que la lectura lenta es algo a tener en cuenta.



La literatura pide calma. De hecho, leer es bueno para superar estados de estrés. Así que aproximarse a la lectura lenta, pausada, acompañada de una buena reflexión sobre el contenido que se está leyendo, es una opción acertada y que puede mejorar nuestra salud. Otros movimientos han surgido en la misma dirección, como la comida lenta o el viaje lento. Pequeñas rebeliones del comportamiento frente a la idea de hacerlo todo a la máxima velocidad y eficiencia posible.

Con esto no quiero decir que todas las lecturas tengan que ser lentas. Creo que hay que saber elegir qué libros podemos disfrutar más interiorizando cada frase, cada página, y cuáles son de digestión ligera y no hace falta que les dediquemos más tiempo del que nos pide el cuerpo.

Con la lectura lenta, voluntaria, podemos procesar toda la intención del autor. Hoy en día se fomenta la lectura rápida y estamos acostumbrándonos a no acabar bien las frases, nuestros ojos se mueven por las páginas absorbiendo las partes principales y descartando los detalles. Forzarnos a leer de manera más lenta nos permitiría captar cada matiz que el autor haya dejado en su obra.

¿Cómo podemos leer más lento? Bien, hay varias técnicas. Podemos empezar con una ligera subvocalización, sin llegar a leer en voz alta, pero preparando la mente y el cuerpo como si lo fuéramos a hacer. Esto hace que el cerebro procese la lectura a otra velocidad. Nada de leer en diagonal: para una buena lectura lenta hay que procurar leer siempre horizontal, del principio al final de la línea. Hay que parar en cada punto, en cada coma. No hay prisa alguna.

En cuanto al soporte, se puede hacer lectura lenta tanto con tinta digital como en papel, aunque es cierto que el formato físico siempre da una sensación más placentera a la hora de esta técnica. Lo que sí que no está recomendado es leer en tabletas o teléfonos con conexión a Internet: es muy difícil concentrarse mientras saltan notificaciones por todas partes.

¿Y vosotros? ¿Qué os parece esto de la lectura lenta? ¿Os gusta o sois de los que devoráis libros uno detrás de otro? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.

Fuente: Lecturalia

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