Lo que nos cita en esta oportunidad es el contenido de la
tercera parte de esta trilogía. Larsson comienza este libro donde finalizó el
otro. Si en la segunda parte nos contó del pasado de Lisbeth y nos mostró la
posibilidad de que ella fuera una asesina a sangre fría, en este libro se
terminan de unir los eslabones que faltan para determinar su inocencia o su
culpabilidad. Si en los primeros dos libros el autor nos involucra en
investigaciones policiales, en este añade un ingrediente adicional: el
espionaje. Para demostrar que Lisbeth no es culpable de todo sino de una parte,
de todo lo que ha acontecido en la segunda novela, será necesario internarse en
la SAPÖ, el Departamento de Sevicios de Seguridad de Suecia. Allí se
encontrarán, dentro de una estructura ultra confidencial, denominada “La
Sección”, las personas que en los años setenta encubrieron a un espía ruso que
desertó y llegó a Suecia dispuesto a colaborar con esta agencia a cambio de
protección. Este grupo veló porque la identidad del espía no se revelara.
Limpiaban cada uno de sus arrebatos emocionales para evitar que fuera
descubierto. Pero resultó ser un hombre que disfrutaba del maltrato a las mujeres,
de la juerga desmedida y de los negocios fraudulentos. Esta agencia, “La
Sección”, necesita desaparecer tanto al espía ruso como a Lisbeth, ya que ambos
saben demasiado de sus actividades. Mikael Blokmvist, conoce los secretos de
Lisbeth. Sabe las razones que la convierten en una pieza que hay que eliminar.
La creación de un informe en 1991 lo explica todo. Mikael y Lisbeth vuelven a
unir sus fuerzas para desafiar a grandes poderes que desean continuar manejando
a su antojo la vida de Lisbeth Salander.
Es muy difícil contar el argumento de estos libros sin
caer en spolier. Por eso pasaremos a nuestras impresiones.
Como vimos en el segundo libro, el escritor nos prepara
el terrenos en las primeras 200 páginas. Aquí se describen nuevos personajes
que formaran parte de la historia. Principalmente se narra los antecedentes de
la SAPÖ y de “La Sección”. Se explican las funciones de contraespionaje y de
seguridad nacional que dieron razones a su creación. Un tema interesante pero
algo extenso para nuestro gusto. Por muchos años los hombres que trabajaron
para “La Sección” controlaron la vida de Lisbeth Salander. Desde los trece años
lograron mantenerla alejada ese ex espía ruso que protegían. Stieg Larsson nos
asoma cómo el Estado o parte de quienes conforman la autoridad de un Estado,
con el fin de proteger sus intereses, pueden violar los derechos
constitucionales de una persona. ¿Este libro es una crítica a ese cuerpo de
seguridad sueco?... Tal vez. No obstante, aquí observamos a una Lisbeth que
lucha para ser reconocida como una mujer adulta capaz de valerse por sí misma y
desmentir todas los cuentos que sobre su persona se inventaron. A pesar de sus
características muy particulares colabora con Mikael para desenmascarar a todos
aquellos que le hicieron daño desde que era una adolescente.
Si hay algo que resaltar es que el estilo narrativo se
mantiene. Seguimos leyendo de forma fluida, sin divagaciones inútiles. La
historia es más intensa en cuanto a la intriga, al qué pasará ahora, en cuál
será el desenlace. El final es algo predecible y no creemos que pudiera existir
otro. Realmente no entendemos como pudieron crear una cuarta parte.
Desconocemos de qué trata el cuarto libro y no sabemos si estaríamos dispuestos
a leerlo. Porque nos parece que estas tres novelas han sido tan bien
concebidas, bien estructuradas, sus personajes han logrado capturar nuestra
atención que otro libro como mínimo no tendría la misma calidad.
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