Para mí, hacer una
reseña del segundo libro de María Dueñas “Misión
Olvido”, es algo complicado, es una “misión” comprometedora, especialmente
después de leer su primer libro “Tiempo
entre Costuras”. Un libro que me encantó por su argumento histórico, por
sus personajes bien definidos, por su intriga y por su exquisito estilo
narrativo. Con todos estos ingredientes que le otorgaron el éxito a María
Dueñas, es inevitable no hacer comparaciones. Independientemente de que cada
historia tenga su esencia, su ritmo y su razón de ser, los libros de un mismo
autor serán comparados bien sea por sus similitudes o por sus diferencias. Y es
muy evidente que entre Tiempo entre
costuras y Misión Olvido las
diferencias son su punto de comparación.
Mientras que en Tiempo entre costuras, Dueñas, utiliza
recursos históricos claramente establecidos, argumentos de suspenso y
personajes con coraje para llevar una doble vida en medio de una guerra; Misión Olvido nos muestra una visión de
valentía y coraje desde un punto de vista muy personal. Ambas historias se
miran desde los ojos valientes de una mujer, pero sus luchas, sus sufrimientos,
sus recursos para enfrentarse a sus frustraciones y decepciones son distintas.
La protagonista de Misión Olvido es Blanca Perea, una española,
profesora universitaria, de 45 años, casada, con dos hijos que ya comienzan a
vivir sus vidas sin su ayuda, quien con mucho esfuerzo y sacrificios logró no
sólo construir un hogar que ella creía sólido y estable, sino también una vida
profesional exitosa; hasta que en el verano de 1999, se entera que su esposo se
ha enamorado de una mujer más joven y tendrá un hijo con ella. Blanca quien no
se imaginaba que a su edad viviría el tormento de ver su matrimonio y toda su
vida derrumbarse, decide huir, alejarse de toda esa situación que la atormenta
y no sabe cómo afrontar. Por eso, sin pensarlo mucho consigue una beca para
trabajar en una pequeña universidad ubicada en Santa Cecilia, California. En
esta universidad, Blanca se sumergirá en el trabajo de catalogar el legado de
Andrés Fontana. Un profesor, nacido en España, en el seno de una familia
humilde. La madre de Fontana trabajaba como criada en la casa de una señora
adinerada, quien guiada por un cariño especial hacia el niño decide pagarle toda
su educación. Gracias a esta ayuda, Andrés, viaja a Madrid donde cursa estudios
universitarios y consigue una beca para continuar su preparación en Estados
Unidos. De ese viaje nunca regresará a su tierra natal. Residenciado en Santa
Cecilia, consigue una plaza en su universidad como profesor hasta llegar a ocupar
el cargo de director del departamento de lenguas modernas. Antes del
desafortunado accidente automovilístico, en 1969, donde fallece Andrés Fontana,
este dedicaba su tiempo al estudio y recopilación de documentación de las
fundaciones de las misiones franciscanas que forman el Camino Real en
California. Parte del trabajo que Blanca deberá ordenar, calificar y presentar
está relacionado con las investigaciones de estas misiones.
En un principio, para
Blanca este era un trabajo sin sentido. Todavía herida, decepcionada, sola, sin
tener claro cuál sería el rumbo que tomaría su vida, hacía su labor sin
entusiasmo casi de forma rutinaria. Pero poco a poco con la ayuda de personajes
como Rebeca Cullen, Luis Zárate y Fanny Stern, logrará salir de su encierro haciendo
nuevos amigos, cada quien con sus historias irán alimentando la esperanza que
Blanca necesita para afrontar su nueva vida. No obstante, será Daniel Carter,
un hombre que desde muy joven sintió pasión por la literatura y quien en contra
de los deseos de sus padres y sin su apoyo económico, decide, no sin esfuerzo y
con mucho trabajo seguir sus sueños; alumno, colega y amigo íntimo de Andrés Fontana,
es un respetado y reconocido hispanista, quien influirá de manera inesperada en
la vida de Blanca, no solo a nivel personal sino también con el legado de
Fontana.
Marías Dueñas en este
libro nos muestra cada una de las historias de amor, de lucha por alcanzar
anhelos, de literatura, de rivalidades, de muerte, que envuelve a estos
personajes, con una narrativa divina, ligera y muy rítmica. En un tono pausado,
cada uno, en sus tiempos y en momentos específicos, afrontan situaciones que
los sumergen en decepciones, frustraciones y sufrimientos, pero con el paso del
tiempo y permitiéndose llorar, vivir el duelo, cerrar las heridas pueden seguir
adelante, superarse y emprender nuevas vidas. El título de este libro es lo
suficientemente sugerente porque Blanca con su huida emprende una misión:
olvidar.
Decir que el libro me
encantó, sería una exageración. Decir que el libro no me gustó, también sería
una exageración. Debo confesar que no tengo muy claro si existe un punto medio
entre “me gusta” y “no me gusta”. Creo que es un libro que se puede leer para pasar
el rato. Es un buen libro para esos momentos en que quieres leer algo sin mucha
tensión, sin muchas emociones. No lo puedo calificar de interesante, porque el
ingrediente de las misiones franciscanas es tan flojo, tan poco atractivo, más
usado como una excusa que como una base para fundamentar la historia. No se
puede negar que María Dueñas tiene una pluma magnífica, pero creo que a este
libro le faltó algo…Sin embargo, esta escritora sigue teniendo mi confianza. Es
comprensible que en el proceso creativo el escritor tenga sus altos y bajos. No
me decepcionó pero tampoco lo recomendaría como indispensable para leer.
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