Fotografía de Hannah Swithinbank via Flickr.
El Barrio Latino, en París, es pura cultura: los universitarios de La Sorbonne desentrañando libros, tiendas de segunda mano que despliegan sus tenderetes, una plaza de Saint Michel imponente y librerías míticas en las que una vez Hemingway o Miller se sentaron a leer, escribir e incluso dormir. La librería en cuestión se llama Shakespeare & Company y se ubica en el 37 de la rue de la Búcherie, a orillas de un río Sena que sigue siendo el mejor mirador de artistas y pensadores.
Des bons rêves
En la orilla izquierda del Sena, una librería continúa operativa entre gigantes corporativos como Gibert Jeune, estudiantes acelerados y las vistas de Notre Dame. A simple vista, Shakespeare & Co. podría parece una librería más de las muchas que conforman la zona de Saint Michel y el Barrio Latino, paraísos culturales en los que perderse durante cualquier visita a la capital francesa.
Sin embargo, a medida que entramos y atravesamos un arco formado sólo de libros, las escaleras parecen sujetarse sobre vigas formadas por ejemplares de La Odisea o Las uvas de la ira y al final de un pasillo unas cortinas rojas cubren lo que parece ser una cama. De hecho, lo es.
Todo comenzó en 1919, año en el que la ex-patriada estadounidense Sylvia Beach inauguró una librería en la rue Dupuytren llamada Shakespare & Co. A lo largo de aquellos años esta librería fue asilo para la cultura y los escritores censurados en los países anglosajones, véase el Ulises de James Joyce o los miembros e una Generación Perdida liderada por Ernest Hemingway o Henry Miller, asiduos de esta librería durante sus años en París.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la librería no volvió a abrir tras diversos conflictos con los oficiales alemanes. Sería en 1951 cuando George Whitman, un soldado estadounidense, inauguró en la rue de la Búcherie Shakespare & Co., la cual emulaba el proyecto de Beach convirtiéndose, a su vez, en refugio para la Generación Beat de aquellos años 50 en los que desde Julio Cortázar hasta William S. Burroughs se dejaron caer entre sus pasillos.
A su vez, la librería ofrecía a los escritores la opción de dormir allí siempre que se cumplieran algunos requisitos: dedicar un par de horas a despachar y ordenar libros en la librería y aprovechar su estancia para leer y escribir dentro del mismo recinto. Dos "obligaciones" que suponen todo un deleite para escritores contemporáneos en busca de alojamiento y nuevos estímulos en la ciudad del amor.
Estos huéspedes se llaman tumbleweeds (o plantas que ruedan) como homenaje a esos artistas nómadas que deciden vivir en las entrañas de una librería en la que fomentar la literatura, formar piña con otros viajeros y potenciar la creación literaria entre sus estanterías como exclusiva fianza a pagar durante unos días de hospedaje en este, según Miller, "país de las maravillas de los libros".
Y ahora es cuando uno se arrepiente de pasar una tarde navegando entre sus libros sin saber que la "opción B&B" estaba incluida.
¿Os gustaría dormir en esta librería?
Fuente: Actualidad Literatura.
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